Ese amor que un día nos unió
y fue patria común
para nuestros errantes corazones
en el tiempo y en la distancia,
marcados por la edad y el olvido
se han dicho ¡adios!
¡Pensé quererte!, ¡pensaste quererme!
oh! Dios, esta estrofa cuesta...
más el destino y tú Dios mío
ha impuesto sus reglas,
situando rey-reina
alfiles-torres justo, donde deben estar.
La vida es como un tablero de ajedrez, oigo decir...
Tu amor fue ternura, seducción, pasión
equilibrio.Fue belleza y un placer.
Me duele el adios, más ¡qué puedo hacer?
Ha ocurrido lo mejor y lo único:
empezar la partida y terminarse: rey-reina.
Lo siento amor, pues amor aún eres para mí,
tus sentimientos son los míos
y tus ganas las mías... pero ésto
¡Ya es otro poema!
domingo, 1 de marzo de 2009
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