miércoles, 6 de octubre de 2010

LUCERO

El poder de Dios es infinito.
El de los hombres valdío.
Dios con su poder siembra cosechas.
El hombre las corrompe todas.

A veces Señor, te imagino ser de luz,
otras en cuerpo entero...
es ahí donde se encuentra el misterio... último.
Pero sé q. cuando parta de este mundo,
lo haré valiente, esperando ver tu sonrisa.
AMEN. Susana.


2 comentarios:

Luis y Mª Jesús dijo...

me ha gustado mucho esta reflexion

carmen dijo...

Es un poema valiente, sincero, y lleno de sentimiento y fe. Y mucho AMOR, como siempre, algo presente en todos tus poemas. Te quiro hermanita.