El amor se va y,
se viene
como la brisa en
una mañana de abril.
Es fresco, luminoso, y tiene brío.
pero al alejarse enmudece,
parte silencioso y,
borra su huella.
Mi amor, no sé,
tiene ya raiz añeja, (de 15 años).
Sabe de bámbolas y bamboleos
Y, de volver al redil
a tiempo justo.
Cuando se acerca,
refulge ¡como un diamante!
y, tiene fuerza, ¡la del rubí!.
Cuando se va,
se apaga igual a la llama y
se desvanece como el humo...
Más, ¡una alegría si vuelve!
jueves, 3 de abril de 2008
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