domingo, 7 de diciembre de 2008

¡Ay Virgen María!

Recorro palabras sabiasydulces,
¡ay queridas!¡unico testigo de tan corta travesía!
¡cantos de tan puro amor!

Tus lágrimasrotas llenan el cielo,
(por tus mejillas se desbordan)
zahieren mi corazón
por tu sentir henchido

y mi alma perdida...
en un un suspiro clama:
¡ay, Virgen María!

1 comentario:

Unknown dijo...

Hermosa poesía a nuestra Madrina que denota un alma creyente y ferviente. Bonita y emotiva flor que regalas a María. A tí me uno en la confianza de su dulce amparo. Muy bien, poetisa. Un berso.